Hoy hace justo un mes que me despidieron del trabajo. Justo hace un mes a estas horas estaba llorando en la ducha de mi casa con ganas de cortarme las venas con la exfoliante de Clarins. Tenía cientos de ideas en la cabeza que iban y venían como las palomas que asustan los niños en el parque. Licenciada en Matemáticas, con idiomas, estudios de postgrado, cinco años trabajando y al volver de vacaciones me encuentro con la carta de despido sobre la mesa.
Lo que tiene el despido por causas objetivas es que te deja con la misma cara que se le queda a un conejo cuando le das las luces en un camino a medianoche. Perplejidad absoluta. Pasar de hacer 80 horas extras al mes y trabajando festivos a un lo sentimos pero no tenemos un puesto nuevo para ti. ¿En serio?
Después de llorar hasta casi ahogarme lo puse todo en perspectiva. Recordé las llamadas a mi chico, a mis padres y a mi mejor amiga. Ellos me quieren, parada y todo. Primera cosa que aprendí : tú trabajo no te define. Y recompuse los trozos porque no dependía de mi estar en esa situación. Segunda cosa que aprendí : asume la situación cuanto antes, la ira y el compadecimiento solo perjudican y solo a ti. Lo que no te destruye, te hace más fuerte, como dice el tatuaje de la Jolie
Desde entonces han cambiado muchas cosas. Entre otras, mi forma de ver las cosas y de ver a la gente. Mi forma de ver la vida. Empezamos.
0 comentarios:
Publicar un comentario